lunes, 29 de agosto de 2016

El mejor regalo de cumpleaños :)



A pesar de tener la manía de publicar los domingos, de haberme despedido del blog hasta septiembre y de intentar no poner caras felices cuando escribo aquí, no he podido evitar escribir siendo lunes, todavía agosto y con una carita feliz en el título de la entrada. Hoy dejo a un lado mis manías tontas porque no puedo contener la ilusión por compartir lo más bonito que me ha pasado este verano:

De manera totalmente inesperada fui invitada a ensayar y tocar con una banda al otro lado del país, donde además están parte de mis raíces. El primer día aparecí acalorada y vergonzosa pero, sobre todo, ilusionada. Y allí me encontré con una banda de ambiente familiar formada por personas maravillosas que compartían mi ilusión y que me recordaron que allí también está mi casa.

Tras una serie de ensayos que me permitieron conocer otras costumbres y me ayudaron a seguir creciendo, la actuación tuvo lugar una noche (mi momento favorito) después de beberme la segunda mejor Coca-Cola de mi vida, rodeada de callejas empedradas y edificios medievales. Cuando terminó, me vi envuelta en esa sensación que todavía no sé cómo describir, pero sí sé interpretar. Tenía la impresión de que me había enamorado un poco más y que acababa de recibir el mejor regalo de cumpleaños.

Al día siguiente, todavía en una nube, aproveché para hacer algunas fotos de recuerdo donde podía verse reflejada esa cara feliz que intento omitir cuando escribo ... :) 


domingo, 24 de julio de 2016

La batería: un mundo lleno de comida



"Puedes hacer y utilizar lo que quieras, pero necesitamos que marques bien el ritmo y mantengas el tempo". Esta fue la única condición que me puso el grupo que me adoptó después de darme de almorzar. 

Y a pesar de que la libertad que me ofrecieron me asustó un poco al principio, no tardó en convertirse en una oportunidad. Mi mente empezó a abrirse para adaptarse a varios estilos utilizando los pocos recursos que tenía, experimentando con distintos tipos de baquetas y esforzándome por intentar aportar algo al grupo. Además, aprendí a colocar sobre mi cuerpo la mayor cantidad de tambores y hierros posible para hacer el mínimo número de viajes hasta el coche los días de actuación. Y a controlarme cuando hay mucha comida delante.

Ahora busco complementos para batería en Wallapop y estudio con la ayuda de un libro muy chulo donde se trabajan estilos que van desde el rock, el jazz y el funk hasta el New Orleans 2nd line o el Mozambique ("Groove Essentials", de Tommy Igoe). Y fue durante una de esas mañanas de estudio cuando un compañero me hizo ver cómo la técnica de caja (posición de las manos y pinza al coger las baquetas) puede llegar a "deformarse" inconscientemente como consecuencia de horas y horas de batería (debido a la dispersión de la atención por la multitarea que se está desempeñando y a la gran cantidad de movimientos que se producen). 

La batería es un mundo muy complejo y siempre que paseo por él termino dándole vueltas a lo mismo, sin tener todavía una respuesta. Por eso, te pregunto: ¿dónde empieza a difuminarse la línea que separa al percusionista de formación clásica del batería?


P.D: Mañana me levanto a las 4 a.m. Puedes compartir mi dolor en instagram: https://www.instagram.com/nessm89/


domingo, 10 de julio de 2016

Entre la constancia y la magia




A finales de mayo dibujé lo que estaba siendo mi rutina durante el curso. Al terminar me dí cuenta de que, escondida entre horarios ajustados, también había magia.

Ahora, con la flexibilidad de los días de verano, el ritmo es distinto. Aprovecho para pasar más tiempo con los instrumentos y así seguir conociéndonos un poco mejor. Observo mi postura al tocar, los movimientos de mi cuerpo y escucho con atención la respuesta que me devuelven los trastos que tengo delante. El tiempo se congela mientras estamos investigando, creciendo y estudiando hasta que a veces, sin previo aviso, empezamos a discutir. 

Y discutimos por las heridas de mis manos, por las horas dedicadas al estudio de pasajes que apenas duran unos segundos, por las carencias técnicas en las que tenemos que seguir trabajando o por sentir que todo esto nos queda grande. Y son esos días cuando llego a casa desanimada, a veces torturándome, y haciendo esfuerzos por desconectar. Y descansar.

Sin embargo, cuando volvemos a vernos nos saludamos con la misma ilusión y ganas de trabajar. Entonces seguimos investigando, creciendo y estudiando hasta que de repente llega un momento el que, sin saber cómo, aquello que nos parecía inalcanzable ha dejado de serlo. Y es en ese pequeño instante cuando se produce la magia. 


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P.D: Debido a motivos musicales y dado que todavía no controlo el arte de la clonación y la teletransportación, tanto la entrada del domingo que viene como la búsqueda de buzones mágicos quedan suspendidas. 




domingo, 3 de julio de 2016

Vídeo: ¡Te invito a un Blues!




Descubrí el arte de la improvisación mientras componíamos bandas sonoras para películas de miedo asiáticas en nuestras tardes de estudio, donde introdujimos el efecto ventilador. Quizás por eso improvisar siempre tuvo algo de aterrador hasta que, durante una siesta de verano, me enseñaron a verlo de forma diferente. 

Desde entonces mi habitación se convirtió en uno de los locales de blues más activos de la ciudad, donde las actuaciones surgen de forma espontánea varias veces por semana. Allí el calor se concentra rápidamente mientras las vibraciones de las notas más graves se me enredan entre los dedos de los pies. 

Y aunque me pongo nerviosa cuando tengo público, hoy he tocado con la ventana abierta, imaginando que la música llega hasta tus oídos y esperando que, a pesar de algunas gambas y mi técnica por pulir, hayas disfrutado de este blues de Ney Rosauro conmigo:







domingo, 19 de junio de 2016

¡Necesito un percusionista!




Viernes, 23:00. Mis únicas preocupaciones son un plato de bravas que hay que terminarse y el frío que tengo en las piernas. Después todo sucede muy rápido:

Veo que por delante de mi mesa pasa uno de mis compañeros y, antes de que pueda saludarle, me atrapa con un "te necesito". De repente, con los calores, el frío desaparece. Y en cuestión de minutos me he comprometido a tocar dentro de 12 horas con una orquesta un repertorio que no conozco pero, me ha asegurado, no es difícil.


Sábado, 10:00. Cuando me dan las partituras me relajo, aunque hay una que me inquieta mucho. Se trata del papel de caja de "Frühlingsstimmen", un Vals de Johann Strauss que no sé pronunciar y que, por el nombre, no reconozco. Pero lo más preocupante no es eso sino los 8045497597529654856341745 compases de espera que tiene. Y, mientras hago unas anotaciones de emergencia en una partitura de timbales, me dicen que me meta la camisa por dentro del pantalón.

Dos horas después, a pesar de tocar a primera vista, nerviosa por ello y con la camisa por fuera, conseguí defender mi papel junto a mi compañero, atrincherados entre timbales y un set de batería.


Sábado, 15:30-18:00. Siesta. 


domingo, 12 de junio de 2016

Vídeo: Daft Punk (versión pijama)




A veces me cuesta seguir el ritmo de mis baquetas. Y es que, a pesar de que cada par tiene su personalidad, todas tienen algo en común: les encanta pasar tiempo en la calle. 

Mis baquetas de caja, enérgicas y amantes de la técnica, empiezan a tirar temprano de las sábanas para recordarme que hay que ponerse en marcha: estudiar o salir a tocar. Por otro lado y en cuanto ven la oportunidad, las baquetas de timbales, de semblante serio y elegante, me advierten de que se acerca un concierto y me piden educadamente que miremos juntas las partes complicadas. Y no es hasta la hora de comer cuando puedo escuchar cómo, con algo de vergüenza, las baquetas de marimba me piden muy dulcemente que toquemos algo juntas. Y yo las quiero tanto que se me junta la comida con la siesta. 

¿Siesta? 

Por las tardes nos gusta correr. A veces también volamos. El tiempo se nos va entre clases y ensayos, donde disfrutamos de la alegría y el entusiasmo de las baquetas de lira y xilófono. Y a última hora del día, cuando parece que acaban de sacarme de un contenedor de basura, llega el momento favorito de mis baquetas: los ensayos nocturnos de la banda.

Por eso, las noches que estamos en casa y no tocamos por respeto a los vecinos, puedo escucharlas removerse con tristeza e impaciencia en su baquetero. Y son las más dulces, mis baquetas de marimba, quienes a veces me piden que toque algo aunque sea sin ellas. De esta manera surgen mis actuaciones nocturnas donde me gusta tocar cosas como este "Get Lucky" de Daft Punk utilizando el traje de músico más cómodo que conozco: mi pijama. 




domingo, 29 de mayo de 2016

¿Por qué compás vamos?






Dejo con cuidado las baquetas sobre el atril y miro con atención la partitura. Acabamos de llegar a una de las partes más peligrosas que un percusionista puede encontrarse: un montón de compases de espera.

Entonces, y como suelo hacer en estos casos, me digo a mí misma: "vamos, ahora no te puedes empanar, no te empanes que la liamos...". Y empiezo a contar compases en silencio, sin perder de vista al director. "Uno... dos... tres... qué bien ha sonado esa trompeta... cuatro... cinco... seis..." Parece que la cosa va bien, así que decido tomarme dos compases para repasar mentalmente una parte de mi papel. Y sigo contando: nueve... diez... mi compañera me sonríe... ¿once? Vale, sí. Doce..."

Las cuentas me van saliendo cuando, de repente, una corriente de aire trae consigo un olor que nubla todos mis sentidos. Y el tiempo se detiene. Huele a carne. Y estoy segura de que son hamburguesas. Pero, ¿de pollo o de ternera? En ese momento deseo con todas mis fuerzas que en casa hayan hecho algo bueno para cenar. Y mientras sigo pensando en todo lo que podría comerme, un susurro que lleva mi nombre hace que me vuelva hacia uno de mis compañeros. Puedo ver la duda en su mirada. Entonces, me pregunta: "¿Por qué compás vamos?"

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El papel con más compases de espera que he visto hasta el momento es el de bombo, platos y triángulo de "Rienzi" (Obertura de Richard Wagner). Hasta la primera entrada de triángulo hay más de 150 compases de espera: