domingo, 24 de julio de 2016

La batería: un mundo lleno de comida



"Puedes hacer y utilizar lo que quieras, pero necesitamos que marques bien el ritmo y mantengas el tempo". Esta fue la única condición que me puso el grupo que me adoptó después de darme de almorzar. 

Y a pesar de que la libertad que me ofrecieron me asustó un poco al principio, no tardó en convertirse en una oportunidad. Mi mente empezó a abrirse para adaptarse a varios estilos utilizando los pocos recursos que tenía, experimentando con distintos tipos de baquetas y esforzándome por intentar aportar algo al grupo. Además, aprendí a colocar sobre mi cuerpo la mayor cantidad de tambores y hierros posible para hacer el mínimo número de viajes hasta el coche los días de actuación. Y a controlarme cuando hay mucha comida delante.

Ahora busco complementos para batería en Wallapop y estudio con la ayuda de un libro muy chulo donde se trabajan estilos que van desde el rock, el jazz y el funk hasta el New Orleans 2nd line o el Mozambique ("Groove Essentials", de Tommy Igoe). Y fue durante una de esas mañanas de estudio cuando un compañero me hizo ver cómo la técnica de caja (posición de las manos y pinza al coger las baquetas) puede llegar a "deformarse" inconscientemente como consecuencia de horas y horas de batería (debido a la dispersión de la atención por la multitarea que se está desempeñando y a la gran cantidad de movimientos que se producen). 

La batería es un mundo muy complejo y siempre que paseo por él termino dándole vueltas a lo mismo, sin tener todavía una respuesta. Por eso, te pregunto: ¿dónde empieza a difuminarse la línea que separa al percusionista de formación clásica del batería?


P.D: Mañana me levanto a las 4 a.m. Puedes compartir mi dolor en instagram: https://www.instagram.com/nessm89/


domingo, 10 de julio de 2016

Entre la constancia y la magia




A finales de mayo dibujé lo que estaba siendo mi rutina durante el curso. Al terminar me dí cuenta de que, escondida entre horarios ajustados, también había magia.

Ahora, con la flexibilidad de los días de verano, el ritmo es distinto. Aprovecho para pasar más tiempo con los instrumentos y así seguir conociéndonos un poco mejor. Observo mi postura al tocar, los movimientos de mi cuerpo y escucho con atención la respuesta que me devuelven los trastos que tengo delante. El tiempo se congela mientras estamos investigando, creciendo y estudiando hasta que a veces, sin previo aviso, empezamos a discutir. 

Y discutimos por las heridas de mis manos, por las horas dedicadas al estudio de pasajes que apenas duran unos segundos, por las carencias técnicas en las que tenemos que seguir trabajando o por sentir que todo esto nos queda grande. Y son esos días cuando llego a casa desanimada, a veces torturándome, y haciendo esfuerzos por desconectar. Y descansar.

Sin embargo, cuando volvemos a vernos nos saludamos con la misma ilusión y ganas de trabajar. Entonces seguimos investigando, creciendo y estudiando hasta que de repente llega un momento el que, sin saber cómo, aquello que nos parecía inalcanzable ha dejado de serlo. Y es en ese pequeño instante cuando se produce la magia. 


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P.D: Debido a motivos musicales y dado que todavía no controlo el arte de la clonación y la teletransportación, tanto la entrada del domingo que viene como la búsqueda de buzones mágicos quedan suspendidas. 




domingo, 3 de julio de 2016

Vídeo: ¡Te invito a un Blues!




Descubrí el arte de la improvisación mientras componíamos bandas sonoras para películas de miedo asiáticas en nuestras tardes de estudio, donde introdujimos el efecto ventilador. Quizás por eso improvisar siempre tuvo algo de aterrador hasta que, durante una siesta de verano, me enseñaron a verlo de forma diferente. 

Desde entonces mi habitación se convirtió en uno de los locales de blues más activos de la ciudad, donde las actuaciones surgen de forma espontánea varias veces por semana. Allí el calor se concentra rápidamente mientras las vibraciones de las notas más graves se me enredan entre los dedos de los pies. 

Y aunque me pongo nerviosa cuando tengo público, hoy he tocado con la ventana abierta, imaginando que la música llega hasta tus oídos y esperando que, a pesar de algunas gambas y mi técnica por pulir, hayas disfrutado de este blues de Ney Rosauro conmigo: